

La ropa de danza ha tenido una gran influencia en el mundo de la moda, adaptando el vestuario de los artistas a la calle.
Sí, Coco Chanel ya lo adelantó. La diseñadora que revolucionó el armario femenino siempre sintió una profunda pasión por el mundo de la danza y así lo hizo ver en muchas de sus creaciones. Hoy repasamos cuáles fueron (y siguen siendo) dos piezas fundamentales provenientes del baile que marcaron un antes y un después en la moda.
Bailarinas
Delicadas, formales y elegantes son buenos adjetivos para explicar qué es una zapatilla de ballet. Aunque el boom de este zapato estalló en 2002, su origen viene de antes.
De hecho, podríamos viajar hace 100 años para comprobar que nos encontramos delante de un zapato atemporal. Inspirado en el ballet clásico, la sociedad lo adoptó como un zapato diario y cómodo que además, aportaba elegancia y distinción. A lo largo del tiempo, abuelas, madres o hijas han compartido esta pieza en sus armarios. Pero si pensamos en la bailarina por excelencia nos remontamos a la primavera-verano de 1984. Colección Ready-to-Wear. ¿Os suena? Gabrielle Chanel ya creó en 1957 unas bailarinas bicolor. Pero fue Karl Lagerfeld quien lanzó unas en color beige para la Maison. Desde entonces, han evolucionado hacia todos los colores y telas: encaje, satén de seda, terciopelo o de tweed.
Falda de tul
El año pasado, Lagerfeld volvió a sumergirse en el mundo de los tutús por el centenario de los Ballets Rusos. Se cumplieron cien años desde que Coco diseñó el vestuario de dos obras para dichos ballets. De esta manera, Karl conmemoró la historia de amor entre la moda y la danza que sintió su antecesora.
Hoy en día, la falda de tul se ha convertido en el vestuario favorito de muchas celebrities para lucir en la alfombra roja. La razón es simple. Cuando se consolidó el ballet, la cultura popular coincidió en que las mujeres vestidas de bailarinas de ballet desprendían una belleza especial y un estilo natural que las distinguía. Después de dos siglos, este sentimiento sigue sintiéndose en las calles, fusionando la danza y la moda como un arte.
Le debemos mucho a la danza. Gracias a ella hemos conseguido incorporar a nuestro armario dos piezas que tienen un denominador común: la elegancia. Esperamos que el baile siga inspirando y creando nuevas tendencias en la moda y el arte.