

Somos vendedores de ropa deportiva y por nuestra tienda pasan jóvenes deportistas muy a menudo. Somos conscientes del esfuerzo que supone practicar un deporte que amas cuando eres joven. También de las cosas a las que debes renunciar y la implicación que conlleva.
Por eso, creemos que es importante saber cómo motivar a los nuevos talentos y prestarles ayuda sin presionarles. Todo ello con el fin de que puedan exprimir su potencial y, al mismo tiempo, disfrutar. A veces, padres o entrenadores, guiados por las ganas de ver a sus pequeños triunfar se olvidan de que pasarlo bien también es un objetivo.
¿Qué podemos hacer para motivar a los deportistas más jóvenes?
Hay que asumir que todo el mundo puede tener épocas con más bajo rendimiento: El apoyo debe sentirse igual cuando son los primeros que cuando tienen un mal día. En la vida de los jóvenes deportistas hay muchos factores que pueden influir en su rendimiento. Pero todo el que cae, puede volver a levantarse. En ningún caso se puede anteponer la competición a su desarrollo personal.
El éxito no solo se consigue ganando: El éxito también se consigue levantándose cada mañana para entrenar, esforzándose, superando retos y evolucionando. Enfocarse solo en los resultados de una competición es injusto y desmotivador. No se es mejor como deportista por un buen resultado ni peor por uno malo.
Cuidado con los comentarios: Los jóvenes deportistas pueden estar sometidos a mucha presión. Por tanto, valoran mucho las opiniones de las personas que confían como sus entrenadores o familiares. Es importante que estos vigilen las palabras con las que se dirigen a ellos y no se centren en comentarios negativos. Las palabras como inútil o perdedor deberían estar prohibidas. No quiere decir que no seamos críticos pero las valoraciones negativas constantes solo producirán decaimiento y un estado de ánimo negativo.
Establecer objetivos realistas: Hay que marcar objetivos que se puedan lograr para no generar frustración. El desarrollo del deportista debe avanzar poco a poco, sin unos fines muy ambiciosos desde el primer día. Ir superando dificultades hace que nuestra motivación crezca. De la misma forma, no todos los retos son superables o fáciles. Hay que atribuir a cada meta su dificultad y comprender que todos tenemos nuestras limitaciones.